JERUSALÉN - El martes 28 de mayo de 2024, la Procatedral del Patriarcado Latino de Jerusalén dio la bienvenida a los miembros de la Fraternidad de Nuestra Señora de los Dolores de Jerusalén, que celebró su 150 aniversario con una Misa presidida por S.B. el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén. Concelebraron Mons. William Shomali, Vicario General, Mons. Giacinto-Boulos Marcuzzo, Obispo Emérito, varios sacerdotes del Patriarcado, en presencia de Mons. Hanna Attala.
Entre la asamblea se encontraban las mujeres de Jerusalén, fieles de diferentes generaciones, las Hermanas del Rosario y otras consagradas de varias órdenes religiosas de Jerusalén.
Antes de la Misa, rezaron el rosario en memoria de la fundación de su grupo en 1874, que fue iniciado por el director espiritual de Sor Marie-Alphonsine, el P. Yousef Tannous Yammine, bajo los auspicios del Patriarca de la época, Mons. Vincenzo Gracco.
Los miembros de la Fraternidad se reúnen semanalmente en el Patriarcado y durante las fiestas religiosas para recibir guía espiritual y bendiciones de los Sacramentos de la Iglesia. Siguiendo la tradición iniciada por Santa María Alfonsina, se apoyan mutuamente en las oraciones diarias y grupales, mientras meditan en los dolores de la Santísima Virgen María, durante su vida terrena.
Un nuevo miembro de la Fraternidad compartió que se sintió impulsada a unirse al grupo de oración después de que tuvo la oportunidad de hacer el Vía Crucis en Jerusalén, y explicó que los dolores que sufrió Nuestra Señora al acompañar a Cristo a la Cruz, fueron una fuente de fortaleza para ella.
En su homilía, el Cardenal Pizzaballa agradeció a los miembros de la fraternidad no solo por su lealtad a la ciudad de Jerusalén a lo largo de los años, sino también por sus fieles oraciones y el servicio diario que realizan discretamente con amor y paciencia por el bien de la comunidad. Dijo: "Sólo el corazón de una madre sabe cómo hacer un acto así". Había sido testigo de ello durante sus recientes visitas pastorales.
Reflexionando sobre un pasaje de la liturgia (Jn 19,25-27), el Cardenal recordó que la Virgen María estuvo presente en todos los momentos decisivos de la vida de Cristo, ya que fue la primera en dar testimonio de la Buena Nueva, diciendo: "Su Sí en Nazaret hizo posible el Sí en la Cruz". Al referirse a las últimas palabras de Jesús en la cruz: "Mujer, ahí tienes a tu hijo; Hijo, ahí tienes a tu madre"- dijo: "El sufrimiento sin amor conduce a la locura. Sólo el amor puede darle sentido. […] Recordemos que en el Calvario estaba el amor de Jesús, pero también el amor de su madre, que Jesús nos regaló para acompañarnos en nuestra peregrinación".