Dos religiosas de Irak, Sor Christina Botros y Sor Anwar Na'ameh, de las Hermanas de San José de la Aparición en Tierra Santa, profesaron los votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia el 12 de mayo de 2024 en la Basílica de la Anunciación de Nazaret.
S.B. el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, celebró la Misa del Rito de la Profesión Religiosa Perpetua. Concelebraron el P. Ibrahim Sabbagh, párroco de Nazaret, Mon. Boulos-Marcuzzo, Obispo emérito, y varios sacerdotes. Entre la asamblea se encontraban Sor Valentina Sala, General Provincial de las Hermanas de San José, muchas religiosas y fieles.
En su homilía, el Cardenal Pizzaballa señaló el significado de este momento para la vida de la Iglesia: "Desde la ciudad de Nazaret, la Virgen María supo cambiar el destino del mundo diciendo sí a la voluntad de Dios. También vosotras, con los votos que hacen hoy, tendrán un gran impacto en la Diócesis de Jerusalén y en el mundo entero, tanto por su servicio como por sus oraciones". Reflexionando sobre la lectura evangélica de la oración sacerdotal de Jesús, Su Beatitud expresó que este texto tiene dos elementos importantes para la vida del creyente, específicamente de la persona consagrada: "Las palabras de Jesús nos recuerdan que estamos llamados a no servirnos a nosotros mismos. También muestra nuestra llamada a la unidad, primero como comunidad cristiana, pero también en nuestras comunidades y corazones. Unidos a la voluntad de Dios. No permitir que nuestros negocios nos distraigan de esta llamada a la unidad armoniosa". Por último, recordó a las Hermanas la alegría que necesitan encarnar ante los demás, en su caminar con Dios, lo que hace que otros se pregunten por el motivo de esta alegría.
"He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra" (Lucas 1,38). Este es el versículo que las Hermanas eligieron para celebrar esta ocasión en el lugar donde se pronunciaron estas palabras. "Tomo este versículo como mi referencia para vivir la vida consagrada, y repito con la Virgen estas palabras porque Dios es mi fiel pastor", dijo la Hermana Anwar, de 33 años, que actualmente sirve en la Escuela
San José en Belén; y expresó su deseo de sembrar una semilla de amor y fe en los corazones de los estudiantes: "El mensaje que espero difundir a cada estudiante que conozco es que, a pesar de las dificultades de la vida, teniendo un corazón bondadoso, sencillo y amoroso, podemos resolver muchos malentendidos".
Mientras tanto, Sor Christina (46 años) estudió teología y enseñó religión cristiana en las escuelas, luego tomó la decisión de ingresar al monasterio en 2013, sirvió durante 9 años en el Líbano y ahora sirve en una residencia universitaria para estudiantes en Jerusalén, donde brinda educación cristiana y orientación espiritual a las niñas. Ella dice: "Crecí en una casa practicando la fe católica, y la Iglesia era una parte esencial de mi vida. Creo que es por eso que decidí consagrar plenamente mi vida a Dios, deseando servir a los demás con alegría y sin discriminación".
La congregación de San José de la Aparición fue fundada en Francia en 1832 por Santa Emilia de Vialar. Llegaron a Tierra Santa en 1848, seis meses después de la restauración del Patriarcado de Jerusalén. Se les confió la misión educativa en las escuelas de Tierra Santa, que continúan llevando a cabo en Jerusalén y Jaffa. (Hermanas de San José de la Aparición, Custodia Terra Santa)