El viernes 4 de abril de 2025, Su Beatitud el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, presidió la redecoración de la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores en la ciudad de Aboud, tras la finalización de sus obras de restauración y renovación.
Construida en 1912, la Iglesia está considerada uno de los monumentos religiosos más históricos de la ciudad.
El proyecto de restauración incluyó la renovación de las paredes, el sistema eléctrico y la iluminación de la iglesia, con el objetivo de realzar el ambiente espiritual y contemplativo. Se añadió una nueva entrada principal, diseñada también como espacio para los niños. Además, se mejoraron algunas instalaciones para garantizar la comodidad tanto de los visitantes como de los feligreses.
En esta ocasión, Su Beatitud bendijo la Iglesia recién restaurada y expresó su alegría por el éxito del proyecto. En su discurso a la parroquia, dijo:
«La Iglesia es un hogar para todos y un refugio para todo corazón herido. Toda familia necesita un hogar, y aquí recordamos a nuestros hermanos y hermanas de Gaza que han perdido sus hogares, encontrando en la Iglesia un refugio y un cobijo. La Iglesia no está hecha sólo de piedras, sino de fieles y, sobre todo, de Cristo mismo presente entre nosotros. Renovar el edificio de la Iglesia es también renovar la comunidad, porque la Iglesia respira a través de la vida y la fe de su pueblo». Concluyó felicitando al P. Remon Haddad, párroco de Aboud, por su abnegada dirección durante todo el proyecto de renovación, y expresó su más sincero agradecimiento a todos los que han contribuido con su duro trabajo.
En palabras de agradecimiento, el P. Remon Haddad expresó su profunda gratitud a todos los que han contribuido o se han ofrecido voluntarios en el proyecto, ya sea mediante trabajo físico o ayuda económica:
«Damos las gracias al Patriarcado Latino, a los benefactores, a los feligreses y a los jóvenes de la ciudad que encarnaron el verdadero significado de una Iglesia viva: no sólo un edificio de piedras, sino un cuerpo vivo unido en el amor. Con la ayuda de Dios y vuestro apoyo, hemos sido testigos de este gran logro».
Tras la bendición, el P. Remon, junto con el Cardenal, dirigió el Vía Crucis con la participación de los feligreses. La celebración concluyó con expresiones de felicitación y una cálida convivencia en el salón parroquial.